miércoles, 8 de diciembre de 2010

La elección de todos los días.

Ese día llegamos muy pocos, éramos solo cuatro.
De uno de nosotros salió la pregunta: Cómo interpretar cierto personaje.
Esa es la duda que todos tenemos ante una de las improvisaciones que él nos pedía.
Nissim nos respondió que encerramos dentro todas las posibilidades de personas que podíamos ser, que sólo debíamos buscarlo.

Quedé pensando hasta la mitad del camino a casa, a qué se refería con que todos tenemos las personalidades dentro.
Si esto fuese así hay algunas cosas que me preocupan.
¿Será entonces que dentro llevo a todos los personajes que he logrado interpretar? Entonces soy la copuchenta, la loca de mierda, soy lolita, la perseguida por la bola y tantas otras.
¿Será que en cada momento estamos frente a una elección? Creo que sí.
Estamos en cada instante eligiendo como actuar. Pensamos qué pasa si actúo así, qué pasa si actúo asá.
Quizás no lo pensamos y sólo actuamos.
Podemos elegir si hablar o no hablar, si responder o no hacerlo, si llamar o no, si mandar un mensaje o dejarlo para mañana.
Las piezas las movemos una y otra vez, la estrategia no es clara, pero sólo podemos definir las pequeñas batallas para notar el resultado días, meses o quizás años más tarde. Y aún cuando ésto es así, no creo ser capaz de distinguir cada una de mis decisiones.

Les digo a mis amigos que no sé. Les digo a mis amigos que las cosas me suceden por arte de magia. Les digo que si no fuese que el espacio me quiere, estaría muerta, porque no soy yo la que me mueve. Por eso me responden que ya estoy medio loca y uno de ellos me llama pajarita.

Capaz que sí lleve dentro a todos aquellos a quienes deseo representar.
Lo más probable que los deje salir en algún momento.
Pero lo que sí sé, es que no quiero elegir, quiero que ese algo me mueva, no quiero reprimir ni pensar en el después, solo quiero actuar.


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